De mis hijas en la gimnasia a la increíble historia de Věra Čáslavská en México 68

Gimnasio Juan de la Barrera

Ayer llevé a mis hijas al Gimnasio Olímpico Juan de la Barrera, en la Ciudad de México, para verlas competir en gimnasia. Verlas esforzarse tanto en cada rutina me dio mucho orgullo, y de paso me puse a pensar en la historia de ese lugar, que fue sede en los Juegos Olímpicos de 1968.

Por curiosidad, busqué quién había dominado la gimnasia en México 68 y di con Věra Čáslavská, la gimnasta checoslovaca que se llevó cuatro oros: en el all-around individual, salto, barras asimétricas y ejercicio de piso (uno compartido), más dos platas. Defendió títulos de Tokio 64 en circunstancias que parecen de película.

Meses antes, había firmado el “Manifiesto de las Dos Mil Palabras” durante la Primavera de Praga. Cuando los soviéticos invadieron en agosto del 68, tuvo que esconderse en las montañas de Moravia, entrenando como podía, colgándose de árboles para practicar barras, en prados para piso y cargando sacos para mantener la fuerza. Aun así, llegó a México y arrasó.

Su protesta en el podio, bajar la cabeza y girar la mirada cuando sonaba el himno soviético, fue un acto de mucho valor contra la opresión.

Llevar a mis hijas a competir en un sitio con tanta historia me recordó que la gimnasia pide disciplina y resiliencia, cosas que Čáslavská llevó al extremo.

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